Salvo que durante el desarrollo embrionario ocurra una mutación, las serpientes bicéfalas no existen en la naturaleza. Ahora bien, la gente del campo asegura toparse ocasionalmente con serpientes que tienen una cabeza en cada extremo del cuerpo, y que se entierran tras ser descubiertas.
Quienes afirman esto en realidad no han visto una serpiente bicéfala, sino una anfisbena. Se trata de un reptil de apenas medio metro de longitud que excava galerías subterráneas y que tiene la facultad de desplazarse con la misma facilidad hacia adelante que hacia atrás. De aquí nace el mito popular de las serpientes con dos testas.
En Europa, la única especie de anfisbena habita en la Península Ibérica. Nos referimos a la Blanus cinereus.
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