Información es cualquier diferencia que constituye una diferencia.
La cibernética es homologable con la teoría marxista. La libertad debe ser una función computable.
Leer manuales sobre informática sin el hardware es tan frustrante como leer manuales sobre sexo sin el software.
Nuestras catedrales son como computadoras abandonadas hoy, pero en un tiempo fueron fábricas de oración.
El ordenador provoca en el hombre nuestro tiempo formas de alucinación solitaria.
El mundo está dividido entre los usuarios de los ordenadores Macintosh y los ordenadores compatibles MS-DOS.
Las computadoras son los únicos contrincantes que no tienen una excusa reserva cuando les venzo.
Si la industria automovilística hubiera hecho en los últimos 30 años lo que la informática, hoy podríamos comprar un Rolls Royce por 2 dólares, consumiendo 1 litro de gasalina por 10 millones de km.
Los computadores nos ayudan a computar, pero no a pensar; lo que necesitamos desesperadamente es un artilugio electrónico que dé a la mente claridad y profundidad más que velocidad.
La información es energía, y cada vez que es transmitida pierde algo de ella.
El viejo “Detrás de un gran hombre se encuentra siempre una mujer” habrá que cambiarlo por otro así más o menos: “Detrás de un triunfador se esconde un experto en la utilización de los ordenadores.”
El ordenador es la evolución lógica del hombre: inteligencia sin moral.
La materia no es más que una red de informaciones, un telégrafo espacio-temporal conectado entre los psiquismos.
Cuando IBM inventó la máquina de escribir eléctrica todo el mundo pensó que la compañía estaba compuesta por tontos, pues nadie se había quejado de la máquina de escribir tal como era.
No creo que fuera una exageración afirmar que fue quizás un pequeño ordenador personal el que indujo muchos cambios importantes en las mentes de muchos políticos.
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