El papel que las drogas ejercen sobre la creatividad es objeto de debate desde que los Beetles, Bob Dylan y, en general casi todos los grandes músicos de rock confesaran que habían compuesto muchas de sus canciones con ayuda del LSD, los ácidos o las anfetaminas. Mucho antes, Freud, Edgar Allan Poe y toda una legión de genios tuvieron relaciones creativas con las drogas.
“En algunos casos concretos las drogas producen un salto, un aumento en la creativiadad”, comenta Albert Ferrús, neurobiólogo del Instituto Cajal, que cita de memoria la canción Lucy in the sky with diamonds, creada por John Lennon bajo los efectos del LSD. En la misma línea, el doctor Carlos Avendaño, profesor del morfología en la Universidad Autónoma de Madrid, considera que los alucinógenos “pueden hacer que el individuo descubra asociaciones nuevas, especialmente en artes plásticas”. Al fin y al cabo, según Ferrús, el cerebro experimenta multitud de reacciones químicas naturales “que son las que producen la creatividad”.
Sin embargo, ambos matizan que “ignoramos tanto sobre bioquímica que no podemos controlarlo, ni saber en qué cantidad ni a qué personas podemos administrar esas drogas”, y rechazan que los alucinógenos garanticen la creatividad: “que yo sepa, ni Beethoven ni Mozart tomaban drogas”, comenta Avendaño.
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