La repetida frase de los médicos en los exámenes rutinarios, "Saque la lengua y diga ah", se debe a que durante tiempo este órgano fue considerado -y lo sigue siendo- un indicador simbólico del estado de salud.
En la lengua se reflejan bastantes problemas y enfermedades localizadas en cualquier parte de nuestro cuerpo. Los doctores saben que, por ejemplo, una lengua de superficie lisa y pálida sugiere deficiencias en la nutrición, y que una lengua grande puede reflejar un exceso de actividad de la hipófisis o una insuficiencia de la glándula tiroides. Cuando sufre temblores, pueden ser debidos a que el paciente padece ciertos trastornos neurológicos, esclerosis múltiple o hiperactividad tiroidea. En los casos en los que la lengua aparece desviada hacia un lado, es síntoma de que el enfermo ha sufrido una apoplejía. Por último, las variaciones de color obedecen a enfermedades como la ictericia, la anemia y la insuficiencia de oxígeno.
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